Los implantes dentales son unos tornillos de titanio, colocados en los maxilares mediante una cirugía, que sirven para reemplazar a la raíz dental perdida, es decir, que sólo reemplazan la mitad no visible del diente, siendo complementados por coronas, puentes o sobredentaduras, según sea el caso.

Antes de su colocación es necesario determinar la cantidad y calidad del hueso maxilar o mandibular que los alojará. De ser necesario, meses previos a la cirugía de implantes, tendrá que aumentarse la altura o grosor óseo mediante una cirugía de injerto o cualquier otra técnica quirúrgica. Siempre y cuando exista la cantidad y calidad apropiada de hueso para soportar a los implantes, se puede colocar en cualquier zona donde se haya perdido dientes.

Existen condiciones específicas que pueden excluir como candidatos a recibir implantes a los pacientes que son fumadores, que consumen medicamentos que alteren la calidad del hueso o también que alteren los procesos inflamatorios; además es una condición fundamental tener o poder restablecer a través de ellos una mordida u oclusión estable. Y como en cualquier otro tratamiento el paciente debe ser capaz de llevar una higiene bucal apropiada.

Perder dientes tiene un costo muy elevado para nuestra salud en general. Los implantes dentales son la mejor opción para rehabilitar nuestra dentadura perdida, consiguiendo la mejor estética y la mayor comodidad e higiene que con cualquier otro tratamiento, por lo que pertenecen a la gama más alta de la odontología contemporánea. Los honorarios profesionales por cada implante depende de la marca y procedencia de los implantes.

Los implantes dentales se mantienen estables por muchos años, más de 20 quizás. Sin embargo, requieren 2 tipos de cuidado: para evitar que el hueso que los soporta se reabsorba, hay que protegerlos usando una férula de relajación muscular; y para evitar que la encía y el hueso que los cubren se inflame e infecte, lo que ocasionaría que se aflojen en ambos casos, es fundamental una correcta higiene bucal diaria. Ambos aspectos netamente responsabilidad del paciente.